CAMINANDO POR LA CIUDAD_
Mi mano en tu cintura, copiando a tu mano en la cintura mía.
A paso lento, como bostezando. Como quién besa el barrio al irlo pisando. Como quien sabe que cuenta con la tarde entera, sin nada más que hacer que acariciar aceras.
Y sin planearlo, como quien sin quererlo va y lo hace, te vi cambiar tu paso, hasta ponerlo en fase, en la misma fase que mi propio paso. Fue un salto ínfimo, disimulado, un mínimo cambio de ritmo, apenas, un paso cambiado.
A paso lento, como bostezando. Como quién besa el barrio al irlo pisando. Como quien sabe que cuenta con la tarde entera, sin nada más que hacer que acariciar aceras.
Y sin planearlo, como quien sin quererlo va y lo hace, te vi cambiar tu paso, hasta ponerlo en fase, en la misma fase que mi propio paso. Fue un salto ínfimo, disimulado, un mínimo cambio de ritmo, apenas, un paso cambiado.
Y dos cuerdas que resuenan con un mismo número en distintos lados. O el paso exacto de dos soldados, como dos focos intermitentes, súbitamente así, sincronizados.
Dos paseantes distraídos han conseguido que el reloj de arena pare, que se despedace. Y seguir el rumbo que el viento trace.
Ir por ahí como en un film, sin esperar que algo pase. Ir y venir, seguir y guiar, dar y tener, entrar y salir de fase.
Amar la trama más que al desenlace.
Gran Drexler*
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